Torneo Final | San Martín SJ 6 - Boca 1
Penco gana una vez más en el área y todos se agarran la cabeza. Afuera del campo ocurre lo mismo, porque nadie lo puede creer. Ni los locales ni los visitantes. Hasta el delantero del equipo sanjuanino lo grita con algo de incredulidad en su carrera loca para buscar el abrazo. ¿6 a 1? No, no es un chiste. En Boca nadie se ríe pero San Juan es una fiesta que se baila al ritmo de Osorio Botello (tres goles), Landa, Penco y Luna. Porque San Martín llevaba 16 fechas sin ganar y levantarse así, en medio de la pelea por mantener la categoría, levanta el ánimo hasta el cielo y más allá. El Xeneize no encuentra razones ni excusas: un equipo con mayoría de titulares, con Carlos Bianchi en el banco, sin fallos polémicos que discutir. ¿Qué pasó?
Pasó que San Martín golpeó primero, a los dos minutos. Osorio Botello pegó el primero de los seis cachetazos y de los tres propios. Y el local supo aprovechar el desconcierto de su visita: tras dos buenas atajadas de Ustari, Luna la tiró por arriba, Osky –quizá encandilado por el sol- perdió de vista la pelota y llegó el 2-0.
Pasó que en su mejor momento, cuando Colazo había estrellado un tiro en el palo y el Burrito Martínez se había perdido el descuento, Silva metió el penal (¿qué discutían Sánchez Miño y Caruzzo en la previa?) que le convirtieron a Lautaro Acosta pero, rápidamente, todos perdieron la concentración y, de golpe, un tiro libre, un cabezazo certero y el 3-1. Lo mismo pasó en el final del primer tiempo: cuando los jugadores de Boca pensaban en irse ya al vestuario, Osorio Botello –de partido inolvidable- metió el 4-1 antes del descanso. Pero había más.
Pasó que los cambios de Bianchi no dieron resultado en el entretiempo: afuera Caruzzo y Clemente Rodríguez, Escalante y Magallán no pudieron cambiar la historia ni solidificar una defensa con la autoestima por el piso. Tampoco pudo Palacios, que ingresó con la carga del resultado y su juventud a cuestas.
Pasó que Boca nunca pudo recuperarse, los golpes parecen dolerle demasiado y, mientras sus jugadores se lamentan, los demás se aprovechan. Pasó que San Martín hizo todo bien, fue inteligente para darse cuenta de las debilidades del rival y le faltó el respeto cuantas veces pudo. Pasó que este Boca fue menos Boca que nunca y San Martín, que sueña con salvarse del descenso, como buen prócer, quedará en la historia.
Pasó que San Martín golpeó primero, a los dos minutos. Osorio Botello pegó el primero de los seis cachetazos y de los tres propios. Y el local supo aprovechar el desconcierto de su visita: tras dos buenas atajadas de Ustari, Luna la tiró por arriba, Osky –quizá encandilado por el sol- perdió de vista la pelota y llegó el 2-0.
Pasó que en su mejor momento, cuando Colazo había estrellado un tiro en el palo y el Burrito Martínez se había perdido el descuento, Silva metió el penal (¿qué discutían Sánchez Miño y Caruzzo en la previa?) que le convirtieron a Lautaro Acosta pero, rápidamente, todos perdieron la concentración y, de golpe, un tiro libre, un cabezazo certero y el 3-1. Lo mismo pasó en el final del primer tiempo: cuando los jugadores de Boca pensaban en irse ya al vestuario, Osorio Botello –de partido inolvidable- metió el 4-1 antes del descanso. Pero había más.
Pasó que los cambios de Bianchi no dieron resultado en el entretiempo: afuera Caruzzo y Clemente Rodríguez, Escalante y Magallán no pudieron cambiar la historia ni solidificar una defensa con la autoestima por el piso. Tampoco pudo Palacios, que ingresó con la carga del resultado y su juventud a cuestas.
Pasó que Boca nunca pudo recuperarse, los golpes parecen dolerle demasiado y, mientras sus jugadores se lamentan, los demás se aprovechan. Pasó que San Martín hizo todo bien, fue inteligente para darse cuenta de las debilidades del rival y le faltó el respeto cuantas veces pudo. Pasó que este Boca fue menos Boca que nunca y San Martín, que sueña con salvarse del descenso, como buen prócer, quedará en la historia.
Fuente: Diario Olé.
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