Sube esa espuma. Y baja ese Diablo. Es que Quilmes se hizo fuerte en La Paternal con tres golazos, salió de la zona de descenso y lo metió a Independiente. ¿Argentinos? Preocupante presente, ya que lleva nueve sin sumar de a tres y ya mira de reojo la zona de pelea por la permanencia.
El comienzo de partido no había sido entretenido. Lejos de ello. Las situaciones no abundaban en la casa del Bicho. Quilmes era algo más ordenado, pero no era profundo Y, Argentinos, se mostraba apático, sin ideas para llevar peligro al arco de Trípodi. El encargado de romper la monotonía fue Chirola Romero. Ojeda salió del área grande y despejó la pelota hacia la mitad de cancha. La tomó el volante cervecero, se adelantó y le pegó, por encima de la humanidad del arquero local. Un gol de antología. Pero no iba a ser el único…
Hubo otro misil en el choque. Cuando iban nueve minutos del segundo tiempo, apareció otro bombazo: la defensa del Bicho despejó tras un centro al área grande y, también desde mitad de cancha, Olivera se animó y la clavó para extender la ventaja. Lo gritaban los cerveceros. Desazón para los locales por otro golpazo. Cuando habían mejorado, recibieron otro cachetazo. Igualmente, con vergüenza, Argentinos fue a buscar la remontada. A tratar de achicar la desventaja. Martínez clavó el descuento y parecía que se venía el dueño de casa. Aunque no le fue suficiente. Los minutos de empuje y ganas se acabaron con otra trompada del visitante, luego de un tiro libre de Mansilla.
En ese momento se acabó la historia y, así, Quilmes se llevó una victoria importantísima que le permite mantener la ilusión de quedarse en Primera, salió de la zona de descenso, en la cual quedó nada más ni nada menos que Independiente. Argentinos, en plena caída libre. Para preocuparse.
Fuente Diario Olé.
Editado por Sólo Fútbol.